El Ajedrez en la escuela
FRASES CÉLEBRES Y COMENTARIOS VIII
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FRASES CÉLEBRES Y COMENTARIOS DEL 70 AL 80
"Bronstein es una figura clave. Sin él, ni Tal ni Fischer habrían podido jugar un papel tan importante en la historia del ajedrez”
"Bronstein se ha batido siempre por el ajedrez concebido como arte. Recuerdo comentarios con colegas al evaluar su match con Botvinnik, y abundaban los del género “Bronstein fue muy poco práctico”,“no supo adoptar la actitud correcta para ganar”, etc., pero de siempre Bronstein se ha manifestado en el sentido de que no le importaba ganar a Botvinnik, sino que él sólo quería exhibir sus ideas y demostrar que había otra forma de jugar al ajedrez”
"Buenas posiciones no logran ganar juegos, buenas movidas sí”
GERALD ABRAHAMS
"Busque las excepciones, busque las jugadas más raras en las más variadas posiciones. Naturalmente, hay posiciones en las que de ningún modo podrá encontrar una jugada excepcional, porque la posición es simple y pobre. Pero en cuanto haya el más leve vestigio de posibilidades combinatorias en el tablero, busque jugadas raras. Aparte de hacer su juego creativo e interesante, le ayudará a conseguir mejores resultados"
Caballero: -Juegas al ajedrez, ¿verdad?
La Muerte: - ¿Cómo lo sabes?
Caballero: - Lo he visto en los cuadros y lo ha oído en las baladas.
La Muerte: - Sí, a decir verdad soy muy buena jugadora de ajedrez.
Caballero: - Pero no eres mejor que yo”
Director de cine y escritor sueco. 1918 - 2007.
"Caballo en el borde, deshonor para el buen jugador”
"Cada peón es potencialmente una dama”
"Capablanca fue el mejor jugador de todos los tiempos porque no necesitó molestarse”
"Carece de la pasión de hacer hervir la sangre”
(Refiriéndose a TARRASCH)
"Cierta vez me retuve en la escuela, después de las clases, y vi a dos alumnos de los grados superiores inclinados sobre un tablero de cuadraditos blanquinegros. Aunque el tablero era idéntico al nuestro, no había encima rodajas planas, sino figuras talladas que yo desconocía. Aquellas figuras se movían de una forma peculiar, cada una a su manera, y no sólo por las diagonales negras, sino por las sesenta y cuatro casillas del tablero. ¿Qué juego es ése? Interrogué a los escolares sin poder contener. El ajedrez, respondió uno, y el otro me lanzó una mirada desdeñosa, asombrado de mi ignorancia"