El Ajedrez en la escuela
CUENTOS Y POESÍAS DE AJEDREZ: UN REINO DE "4 CUARTOS"
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Los cuentos y poemas que se mostrarán en este blog corresponden a trabajos realizados por alumnos, cuando en el CEIP Marpequeña, en el municipio de Telde en Gran Canaria, convocábamos el Concurso de Cuentos y Poesías de Ajedrez, encuadrado dentro del Proyecto de Innovación EducativaEl Ajedrez en la Escuela, que impartí durante varios cursos en dicho Centro.
Quizá puedan parecer trabajos con poco rigor literario, pero hay que tener en cuenta la edad de los alumnos que participaron en dicho proyecto. He preferido, por una cuestión más emocional que profesional, transcribirlos en su forma original.
¡Que disfruten su lectura!
UN REINO DE “4 CUARTOS”
La verdad es que con un reino así, no se puede ir muy lejos. No tiene ni jardines, ni escuelas, ni hospitales, ni playas, ni lo más importante: no tiene personas normales. Los únicos que aparecen, dentro de los castillos y murallas que lo defienden son: los caballeros, los alfiles y, por supuesto, sus majestades los reyes.
Pero escuchen bien y respóndanme: ¿Qué puede hacer un reino con soldaditos como estos? Caminar pasito a pasito. No saben volver atrás. Como mucho, se inclinan de lado cuando pretenden atacar al enemigo. Y así, caminando, pueden llegar a darse con el muro en las narices, y allí encuentran su triste final: ellos mueren y dejan al reino “con el culo al aires”.
¿Y se han fijado en los caballos? Yo he visto carreras de caballos, y también los que aparecen en las películas galopando con elegancia, siempre poderosos, nobles. Pero los caballos de este reino, no sé si es que son todos tuertos o es que tienen un esguince en el tobillo, porque dan unos saltos rarísimos. Nunca se sabe por dónde van a caer. Claro, de esta forma no hay jinete que pueda aguantar encima. Más que caballeros cabalgando parecen “cowboys” de un rodeo americano.
¿Qué me dicen de los alfiles, clérigos o como se llamen? Un poco retorcidos sí que son. Nunca te miran de frente, y cuando una está distraída, te salen como un relámpago por cualquier esquina y te dejan media tonta. Y yo me digo: “¡Señor!, ¿tan difícil es para los alfiles que te miren a la cara y vengan a decirte lo que quieren, sin llegar con el palo en la mano?” Apañado está el rey si se quiere apoyar en ellos, porque cuando menos se lo espere le van a dar el esquinazo.
El reino está protegido por unos castillos que parecen que están hechos de cartón: hasta el estornudo de cualquier soldadito puede echarlos abajo. ¿Dónde se ha visto un disparate igual? ¿Es que un caballo va a poder más que un castillo? ¿Y un clérigo?... Bueno, un clérigo tal vez, pero no es normal. Un castillo que defienda un reino debería ser tan fuerte como las murallas chinas. Pero estos ni son castillo ni son nada.
¿Y sus majestades los reyes? Con unos reyes así, un reino no necesita enemigos para echarlo abajo:
ü El rey es un gandul, apenas se mueve.
ü La reina es un inquieta, corre demasiado.
ü El rey se pasa todo el día hablando con lo que tiene alrededor, y comiendo y jugando al ajedrez con ellos.
ü La reina se va a recorrer todos los rincones del reino, sobre todo donde el rey no sepa dónde está, y se pone a jugar a las damas.
ü El rey es bastante lelo, se cree que manda porque es el rey, pero no se da cuenta de que en su reino la que domina es la reina.
ü La reina es muy ambiciosa, se da cuente de que, si falta el rey, ella no tiene nada que hacer. Por ello se pasa el día perdida e intrigando y sosteniendo un reino que no hay forma de que se sostenga de pie.
Y el final, era de esperar: en un reino como este todo acaba como se veía venir: en JAQUE MATE.
Mª Del Mar Vicente Betancor
6º A - C.P Príncipe de Asturias. TELDE, GRAN CANARIA.